MIS PACIENTES

Adoro mi nombre

Camino recto desde niña; papá, mamá, infancia, un matrimonio, Nef, Mario, Candela.
No me siento, me miro pero no me veo. STOP. Cambio de rumbo.
Cojo mi mochila, decido recorrer el bosque; mis pisadas al caminar, su sonido, me daban
rumbo. Me dolía tanto la espalda que no podía respirar. STOP. Delante de mí una sierra, y
decidí subirla ya de tu mano.Tuve que aligerar la carga, era muy pesada. Descubrí que no
sólo pesa un ladrillo; una gorra o un sacapuntas también ocupan su espacio.
Alegría, flores, llantos, espinas…dejaba abajo el verde de la hierba y mi color empezó a ser
el azul del cielo. Con su sol, sus nubes, su niebla, sus tormentas y el arcoiris.
Me alimentaba de amor, agua y chocolate. Creí que ya. STOP. Me encontré un castillo en el
último tramo; el más pesado. Y quiero llegar a él. Estoy muy cansada, me siento a
contemplarlo. Tiene una puerta verde preciosa, rodeada de flores fucsia. Se abre hacia mí, y
me deslumbra su luz.
Algo resuena en mí: mi vida está cambiando, y eso no es malo; estoy en el lugar perfecto
creando nuevos espacios para que se cuele el universo.
Y aquí estoy de tu mano, Tatiana, para poder levantarme, atravesar esa puerta y tocar la
luna, las estrellas y descubrir nuevos planetas.
LORENA.